A veces me encuentro en consulta con personas que me dicen: “sé que esta relación no me hace bien, pero no sé cómo salir de ahí”. Y es que detectar una relación tóxica no siempre es sencillo. No solo hablamos de pareja: también puede ocurrir con amistades, familiares o incluso en el trabajo.
¿Qué es una relación tóxica?
Una relación se vuelve tóxica cuando uno o ambos miembros experimentan un desgaste emocional constante, cuando la conexión deja de ser un espacio de apoyo y pasa a ser una fuente de malestar.
No siempre hay abuso evidente o maltrato psicológico; a veces son dinámicas más sutiles: la culpa, la manipulación emocional, el control o la desvalorización progresiva.
Como explica Walter Riso (2012), en su obra “Amar o depender”:
El amor sano —y por extensión, cualquier vínculo sano— implica autonomía, respeto y crecimiento mutuo. Cuando estos pilares se rompen, el equilibrio emocional también se ve afectado.
Señales que pueden indicar una relación tóxica
Aunque cada vínculo es único, hay algunas señales que pueden servir de guía para detectar que algo no va bien:
-
Te sientes culpable por poner límites o por tener tus propios espacios.
-
Notas que tu autoestima ha ido bajando con el tiempo.
-
La comunicación se ha vuelto hostil, pasiva-agresiva o inexistente.
-
Hay chantaje emocional o te hacen sentir responsable de las emociones de la otra persona.
-
Te aíslas poco a poco de tu entorno para evitar conflictos.
-
Vives en una montaña rusa emocional: días de afecto seguidos de críticas o indiferencia.
Ninguna de estas señales, por sí sola, define una relación tóxica. Pero cuando varias se repiten con frecuencia y el malestar se prolonga en el tiempo, es importante detenerse y observar.
¿Qué hacer si identificas dinámicas tóxicas?
El primer paso es reconocerlo sin juzgarte.
Salir de una relación así puede ser un proceso complejo que requiere apoyo emocional, reflexión y, en ocasiones, acompañamiento profesional.
Algunas estrategias que pueden ayudar:
-
Reconecta contigo. Pregúntate qué necesitas, qué te hace bien y qué límites estás dispuesta/o a mantener.
-
Busca apoyo. Hablar con personas de confianza o con un profesional puede ayudarte a poner en orden tus emociones.
-
Establece límites claros. No siempre hay que romper la relación, pero sí redefinirla desde el respeto y la distancia emocional necesaria.
-
Refuerza tu autoestima. Recuperar la seguridad en ti misma/o es clave para no volver a repetir patrones similares.
En palabras de Brené Brown, “establecer límites no es ser egoísta, es un acto de amor propio”.
Y es que cuidar tus vínculos también pasa por cuidar de ti.
Una relación sana no significa que todo sea perfecto, sino que haya espacio para el respeto, la comunicación y la libertad de ser quien eres, sin miedo ni culpa.
Si sientes que necesitas un espacio seguro para hablar sobre tus vínculos, sobre tu pareja, necesitas ayuda, guía y apoyo para tratar una situación delicada o quieres aprender a construir relaciones más sanas con los demás y contigo mismo/a, la terapia puede ser un espacio para aprender nuevas herramientas de autoconocimiento, afrontamiento, estrategias de reconocimiento y gestión emocional y ganar confianza para hacerlo.
Estaré encantada de acompañarte en este proceso.
Puedes contactarme a través de mi pagina web aquí para más información o para agendar una cita.
Tu bienestar es importante.
No tienes que pasar por esto solo o sola.
Tu mano amiga.


