Autocuidado: lo que sí y lo que no

Autocuidado: lo que sí y lo que no

Vivimos en una época donde el autocuidado se ha convertido en tendencia. Redes sociales, anuncios y publicaciones nos recuerdan constantemente que debemos “cuidarnos”, pero muchas veces el mensaje se queda en la superficie: una tarde de spa, una mascarilla facial o un baño con velas.

No es que eso esté mal —yo misma disfruto de esos pequeños momentos—, pero el autocuidado real va mucho más allá de los gestos estéticos.

Cuidarse también es tomar decisiones que nos protejan, aunque sean incómodas.

El autocuidado emocional: la parte invisible del bienestar

Cuando hablamos de autocuidado, solemos pensar en acciones visibles, pero lo más transformador suele ser lo que no se ve:

  • Poner límites, incluso cuando tememos decepcionar a alguien.

  • Pedir ayuda cuando sentimos que no podemos solos/as.

  • Aprender a descansar sin sentir culpa.

  • Escuchar nuestras emociones en lugar de huir de ellas.

El psicólogo Carl Rogers decía que “la buena vida es un proceso, no un estado del ser”. Y eso aplica perfectamente al autocuidado:

NO es una meta que se alcanza, sino una práctica que se cultiva cada día.

Cuidarse también es decir “no”

Una parte importante del autocuidado tiene que ver con reconocer nuestros límites y respetarlos. Decir “no” no es egoísmo, es una forma de honestidad y de responsabilidad hacia uno/a mismo/a.
En consulta, muchas personas me cuentan que se sienten agotadas sin entender por qué. Cuando profundizamos, suele aparecer un patrón común: estar siempre disponibles para los demás y nunca para sí mismas/os.

Aprender a detenerse, priorizar y poner límites es una manera de decirnos “me importo”.

Autocuidado cotidiano: pequeñas acciones con gran impacto

El autocuidado no siempre requiere tiempo o dinero, sino consciencia. Algunas formas sencillas de practicarlo pueden ser:

  • Parar cinco minutos al día para respirar y reconectar contigo.

  • Comer sin pantallas, disfrutando de los sabores.

  • Revisar tus pensamientos automáticos cuando te hablas con dureza.

  • Darte permiso para sentir tristeza, rabia o cansancio sin juzgarte.

Son gestos pequeños, pero repetidos en el tiempo construyen una relación más amable contigo misma/o.

El autocuidado no es un lujo, es una necesidad

A veces creemos que no tenemos tiempo para cuidarnos, cuando en realidad no cuidarnos nos pasa factura: en forma de estrés, irritabilidad, fatiga o desconexión emocional.
Cuidarse no debería ser un acto esporádico, sino parte de nuestra rutina vital.

“Amarte a ti misma/o no es vanidad, es cordura.”— Katrina Mayer

 

Si sientes que es un buen momento entrenar el autocuidado, pero no sabes por donde empezar y necesitáis un espacio seguro para hablar y trabajar en ello, la terapia puede ser un espacio para aprender nuevas herramientas de autoconocimiento, gestión emocional y comunicación asertiva y amigable contigo mism@.

Estaré encantada de acompañarte en este proceso.

Puedes contactarme a través de mi pagina web aquí para más información o para agendar una cita.

 

 

Tu bienestar es importante.

No tienes que pasar por esto solo o sola.

Tu mano amiga.


Beatriz Ruiz

Psicóloga general sanitaria, experta en inteligencia emocional y coaching, con formación en terapias y técnicas de 3ª generación.