«Estoy bien» es una respuesta automática, en casi todos nosotros, cuando nos preguntan «¿qué tal estas?». Es más fácil responder con evasivas que pararte a escuchar tu cuerpo y mento y encontrar las palabras precisas que definan como estamos en realidad.
Pero, ¿por qué nos resulta tan difícil hablar de nuestras emociones?
Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre las razones detrás de este silencio emocional y sobre lo que ganamos cuando empezamos a expresarnos con más honestidad.
La cultura del «estoy bien» constante
La sociedad actual premia la sobre productividad y la sonrisa constante. Mostrar el resto de emociones o la vulnerabilidad, se suele percibir como debilidad.
Por esta creencia socio-cultural, es que muchas personas aprenden a ocultar lo que siento para no parecer «débiles» o «dramáticos».
Miedo al juicio
Este, quizá, sea el motivo más extendido entre las personas «Si digo que estoy triste seguro que piensan…», «Si digo que tengo ansiedad seguro que dicen…»
Los estigmas sobre la salud ental y los psicologos, aunque parezca que no, siguen muy extendidos en la sociedad, y callar parece más seguro que exponerse.
Si quieres saber más sobre los mitos en salud mental, puedes acudir a https://beatrizruizgonzalez.com/mitos-sobre-la-salud-mental/↗
No saber cómo expresarlo
Para hablar de emociones necesitamos vocabulario y, más importante, práctica. A veces sabemos que «algo no va bien» pero es difícil encontrar las palabras para expresarlo.
Decimos «estoy mal» cuando en realidad sentimos frustración, vacío, soledad, miedo o cansancio.
Daniel Goleman explica en su libre Inteligencia emocional (1995), que reconocer y poner nombre a las emociones, no solo mejora nuestro bienestar personal, sino también la calidad de nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos.
El miedo a incomodar
A veces sentimos que al expresarnos vamos a molestar, preocupar o incomodar y eso provoca que nos reprimamos.
Sin embargo, al compartir lo que nos pasa, nos damos la oportunidad de aumentar nuestros recursos para gestionar lo que sentimos y fortalecemos nuestra red de apoyo.
Creencias heredadas
«Los niños no lloran», «aguanta», «no llores por tonterias» «tranquilizate» ¿te suenan estas frases?, las aprendemos desde pequeños y lo que nos están enseñando, sin querer, es que expresar nuestras emociones está mal.
Estas ideas se graban y condicionan nuestra manera de relacionarnos con los sentimientos en la etapa adulta y por tanto impide una correcta expresión emocional.
Marshall Rosenberg, creador de la Comunicación No Violenta, subraya la importancia de expresar las necesidades y emociones de forma clara y compasiva para construir vínculos más auténticos.
Hablar sana, callar pesa
Expresarnos a través del arte, el lenguaje, la escritura, etc. es la mayor diferencia que tenemos los seres humanos con el resto de seres vivos.
Cuando hablamos de lo que sentimos:
- Nos conocemos mejor
- Aligeramos la carga emocional
- Fomentamos relaciones mas auténticas
- Rompemos el circulo de silencio y estigma
Si sientes que ha llegado el momento de pedir ayuda, que ya no quieres callar lo que sientes, la terapia puede ser un espacio seguro para empezar y aprender a hacerlo.
Estaré encantada de acompañarte en este proceso. Puedes contactarme a través de mi página web aquí para más información o para agendar una primera sesión.
Tu bienestar es importante.
No tienes que pasar por esto sol@.
Tu mano amiga.

