Hablar de salud mental en el entorno laboral no siempre resulta sencillo. Tememos ser juzgadas, incomprendidas o que compartir lo que sentimos afecta a nuestra imagen profesional. Sin embargo, abrir conversaciones honestas y respetuosas puede ser una de las mejores formas de generar bienestar y construir un ambiente de trabajo más humano.
¿Por qué cuesta tanto hablar de salud mental en el trabajo?
Las dificultades para abrirse suelen tener varias raíces. El estigma sigue presente, con ideas que vinculan los problemas emocionales a debilidad o falta de capacidad. A esto se suma el miedo al juicio: la preocupación de que al compartirlo se nos perciba como menos competentes. Muchas veces también influye la falta de referentes: rara vez vemos a líderes que hablen abiertamente de estos temas. Y, por supuesto, el clima laboral juega un papel clave: en entornos poco seguros o competitivos resulta más difícil dar el paso.
Cómo iniciar la conversación con tu jefe
Hablar con un superior puede generar nerviosismo, pero hay maneras de hacerlo más sencillo.
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Elige el momento adecuado: busca un espacio tranquilo, sin prisas.
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Explica cómo te sientes y cómo afecta a tu trabajo: no se trata de dar todos los detalles, sino de mostrar que el malestar influye en tu rendimiento.
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Propón soluciones realistas: ajustes de horarios, pausas breves o reorganización de tareas pueden marcar la diferencia.
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Enfoca el mensaje en positivo: atender tu salud mental no solo te ayuda a ti, también mejora tu productividad y bienestar laboral.
Un diálogo preparado y enfocado en soluciones suele recibirse con más apertura y comprensión.
Cómo hablar con tus compañeros
Con los compañeros, la comunicación puede ser más cercana. Una frase sencilla como “últimamente estoy sintiendo más ansiedad y me ayuda comentarlo” abre la puerta a conversaciones valiosas. No hace falta entrar en detalles: cada persona decide hasta dónde quiere compartir.
Lo importante es:
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Hablar en primera persona (“yo siento”, “a mí me pasa”).
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Mostrar apertura sin perder tus propios límites.
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Normalizar que estos temas forman parte de la vida laboral.
Como señalaba Irvin Yalom, la vulnerabilidad compartida puede generar cohesión y confianza en los grupos. Lo mismo ocurre en el trabajo: cuando alguien se atreve a abrirse, invita a otros a hacer lo mismo.
Consejos prácticos para preparar la conversación
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Escribe previamente lo que quieras decir para ordenar tus ideas.
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Anticípate a posibles preguntas (“¿qué necesitas?”) y piensa en respuestas sencillas.
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Si no te sientes preparado para hablar con tu jefe, empieza con un compañero de confianza; puede ser un primer paso más fácil.
Crear una cultura laboral más sana
Las empresas también tienen responsabilidad en este tema.
Favorecer un clima de confianza, ofrecer formación en salud mental o abrir espacios de escucha son medidas que reducen el estigma y animan a hablar.
Hablar de lo que nos ocurre no es un signo de debilidad: es una inversión en el cuidado y la productividad de todo el equipo.
Un paso valiente
Abrirse sobre salud mental en el trabajo requiere coraje y hacerlo puede marcar una gran diferencia: no solo para quien lo expresa, sino para todo el entorno laboral. Poner palabras al malestar puede ser el primer paso hacia un ambiente más humano y sostenible.
Si sientes que necesitas un espacio seguro para hablar sobre tu salud metal en el trabajo y como implementarlo en ese ambiente, la terapia puede ser un espacio para aprender nuevas herramientas de afrontamiento, estrategias y ganar confianza para hacerlo.
Estaré encantada de acompañarte en este proceso.
Puedes contactarme a través de mi pagina web aquí para más información o para agendar una cita.
Tu bienestar es importante.
No tienes que pasar por esto solo o sola.
Tu mano amiga.